Virgen y Mártir, de nuestra Orden
Nació en Lillo (Toledo – España) el 8 de enero de 1881. Cursó la carrera de farmacia, siendo una de las primeras mujeres que alcanzaron ese título en España. En 1915 entró en el Convento de Santa Ana y San José de Madrid, Por su espíritu de oración y su amor a la Eucaristía encarnó perfectamente el ideal contemplativo y eclesial del Carmelo teresiano. Fue priora de su comunidad y sufrió el martirio, gracia ansiada por ella, con la entereza de la fe y el ardor de su amor a Cristo, en la mañana del 15 de agosto de 1936.
Del común de un mártir o de vírgenes
OFICIO DE LECTURA
De las cartas y escritos de la beata Maria Sagrario de San Luís Gonzaga, virgen y mártir (Pensamientos sacados de los escritos de los años 1930-1936)
Seguir a Cristo por el camino de la humildad y de la cruz
Jesús reina siempre en mi corazón. El Señor me pide que sea humilde, que llore mis pecados, que le ame mucho, que ame mucho a mis hermanas, que no las mortifique en nada, ni yo me mortifique por nada, Que viva muy recogida en el sin voluntad propia, completamente abandonada en la suya divina. En este valle de lágrimas no pueden faltar penas, y hemos de estar contentas por tener que ofrecer algo a nuestro amantísimo Jesús que tanto quiso sufrir por nuestro amor. El camino de la cruz es el mas recto para unirse con Dios y por tanto es el que siempre debemos desear; que el Señor no permita que yo me separe de su divina voluntad.
¡Bendito sea Dios que nos da estos trabajos para ofrecérselos por su amor! Ya llegara el día en que nos alegremos de haberlos sufridos. Entretanto seamos generosas, sufriendo todo, si no podemos con alegría, por lo menos con mucha conformidad con la divina voluntad de quien tanto padeció por nuestro amor que por grandes que sean nuestros sufrimientos, nunca llegaran a los suyos. Si quiere ser perfecta, procure ser lo primero muy humilde de pensamiento, palabra, obras y deseos. Estudie bien lo que esto quiere decir y trabaje con fervor para conseguirlo. Tenga siempre presente la mirada de nuestro amantísimo Jesús, preguntándole en lo íntimo de su corazón lo que quiere de usted, y no se lo niegue jamás, aunque tenga que hacer mucha violencia a su natural.
¡Bendito sea quien nos los proporciona todo para nuestro bien! Teniéndole a él, todo lo tenemos.
RESPONSORIO
R. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe.*Ahora me aguarda la corona merecida.
V. Todo los estimo perdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, y con la comunión con sus padecimiento, muriendo su misma muerte.*Ahora me aguarda la corona merecida.
Oremos
Oh Dios, que preparaste con el espíritu de oración y la devoción eucarística a la beata Maria Sagrario para que padeciera el martirio; concédenos, por su ejemplo, que cumpliendo fielmente tu voluntad, consagremos libremente a ti nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen
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