miércoles, 9 de julio de 2008

Oficio Propio Carmelita - 27 de Ene.

SAN ENRIQUE DE OSSÓ Y CERVELLO
Presbítero.


Nace en Vinebre (Tarragona), localidad de Cataluña - España, el 16 de octubre de 1840. Fue ordenado sacerdote el 21 de septiembre de 1867 y casi inmediatamente sorprendido por la revolución política de 1868.

Apóstol de los niños, con su labor catequética, inspirador de movimientos seglares bajo la divisa del Evangelio, director de almas, sintió irresistiblemente el hechizo espiritual de santa Teresa de Jesús, maestra de oración e hija de la Iglesia. A la luz de su doctrina, fundo en 1876 la Compañía de Santa Teresa, instituto religioso femenino cuyos miembros tienen como objetivo la formación de la mujer en la escuela del Evangelio, siguiendo los ejemplos de la Santa de Avila. Apóstol de los nuevos tiempos con la predicación y con la pluma, tras un duro calvario de pruebas y padecimientos, entrego su alma a Dios en Gilet-Valencia el 27 de enero de 1896.

Del común de pastores o de santos: para los educadores

OFICIO DE LECTURA
SEGUNDA LECTURA

De los escritos de san Enrique de Ossó, presbítero.
(Un mes en la escuela del Sgdo. Corazón, Prof. En Escrito Roma 1977.,pp 456-158)

Tener los mismos sentimientos que Cristo.

Pensar como cristo Jesús, sentir como Cristo Jesús, amar como Cristo Jesús, obrar como Cristo Jesús, conversar como Cristo Jesús, hablar como Cristo Jesús, conformar, en una palabra, toda nuestra vida con la de Cristo, y nadie puede salvarse si no fuere hallado conforme con la imagen de Cristo. Mas para conformarnos con la vida de Cristo es ante todo menester estudiarla, saberla, meditarla, y no solo en su corteza exterior, sino entrando en los sentimientos, afectos, deseos, intenciones de Cristo Jesús, para hacerlo todo en unión perfecta con El.
El mismo Señor Jesús con su bondad y sus palabras nos convida a ello. Pues ¿Cómo, por ejemplo, aprenderemos su mansedumbre y humildad, como en cada acción nos pondremos delante a Cristo para imitarle si no conocemos los sentimientos de su corazón al practicarlos? Porque Cristo vivió, y comió, y durmió, y hablo, y callo, y anduvo, y se canso, y descanso, y sudo, y tuvo hambre, sed, pobreza, etc., trabajo, en una palabra, padeció y murió por nosotros, por nuestra salud.
¿Por qué, pues, no nos hemos de hacer o representar a Jesús practico, real, digámoslo así, y no teórico o ideal, que es causa de que no le amemos e imitemos en todas las cosas como debemos?
Jesús es nuestro hermano, carne de nuestra carne, sangre de nuestra sangre y hueso de nuestros huesos. Este es, pues, mi Jesús. Dios y hombre verdadero, vivo, personal, que se dejo ver en la tierra y vivió, converso con nosotros hombres, por treinta y tres años, ya que por nuestra salud, siendo Verbo eterno del Padre, descendió del cielo, se encarno, padeció, murió, resucito, subió a los cielos y se quedo entre nosotros hasta la consumación de los siglos para ser nuestro compañero, consuelo y alimento en el Santísimo Sacramento del altar.
En conocer, pues, mas y mas a Jesucristo consiste la vida eterna, nuestra única felicidad en el tiempo y el la eternidad.-¡Oh! ¡Que feliz será el alma que aprenda cada día esta lección y la practique! ¡Que pensamiento tan regalado! ¡Yo viviré, comeré, dormiré, hablare, callare, trabajare, padeceré, lo haré todo, lo sufriré todo en unión de Jesús, en unión de aquella divina intención y con aquellos sentimientos con que lo hizo Jesús, lo padeció Jesús, y desea que yo lo haga, o lo padezca!.... Quien tal haga, y todos lo debemos hacer, vivirá aquí en la tierra una vida del cielo, se transformara en Jesús y podrá decir con el Apóstol: Vivo yo, mas no yo, que Cristo vive en mi.

RESPONSORIO GA 2,20

R. Vivo de la fe en el Hijo de Dios, *Que me amo hasta entregarse por mi.

V. Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi. *Que me amo.

ORACION

Oh Dios, que en San Enrique de Ossó, presbítero, has unido maravillosamente una oración continua con una actividad apostólica incansable: concédenos por su intercesión que, perseverando en el amor de Cristo, sirvamos a tu Iglesia con la palabra y las obras. Por nuestro Señor Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

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